Trump y su "magia" arancelaria ponen nerviosos a Estadounidenses
En su incesante búsqueda de respeto (o de caos, quién sabe), el presidente Donald Trump ha decidido que la mejor manera de fortalecer la economía de Estados Unidos es poniendo aranceles a absolutamente todo lo que se mueva en dirección al país. ¿Acero? 25%. ¿Vinos europeos? 200%. ¿Autos, chips, medicamentos y hasta madera? ¡También caen en la trampa del gran impuesto trumpista! Si nos descuidamos, hasta los tacos y las baguettes podrían venir con una tarifa especial.
El problema, según algunos aguafiestas llamados "economistas", es que esta brillante estrategia está haciendo que la confianza del consumidor se desplome más rápido que la dignidad de un político en campaña. La Universidad de Michigan reportó una caída del 10.5% en la confianza del consumidor solo en marzo y un 27.1% en el último año. Pero claro, ¿quién necesita confianza cuando se tiene aranceles? ¡Prioridades, señores!
Y es que el mismo Trump ya había advertido sobre "un poco de sufrimiento" como efecto secundario de su estrategia. Sí, lo mismo que un doctor te dice antes de ponerte una inyección gigante: "solo va a doler un poquito". La diferencia es que aquí el "poquito" incluye un colapso del mercado de valores, precios disparados y la posibilidad de que las fábricas sigan cerrando mientras el gobierno promete milagros futuros.
Las respuestas internacionales tampoco han sido muy amigables. Canadá y la Unión Europea, en un acto de "pues tú empezaste", han decidido aplicar impuestos del 50% al whisky estadounidense. ¡Escándalo! En represalia, Trump decretó un arancel del 200% al vino europeo, lo que significa que los estadounidenses ahora podrán pagar el doble por su Merlot y su Champagne. Todo sea por la grandeza de América y por recordarle a Europa "quién manda". Porque si hay algo más importante que la economía, es asegurarse de que el presidente de EE.UU. se sienta respetado.
La Reserva Federal ya está preocupada porque la inflación podría dispararse aún más. Pero bueno, eso no es problema de Trump, porque según su Secretario de Comercio, Howard Lutnick, su gobierno solo será "dueño de la economía" hasta el cuarto trimestre de 2025. Es decir, si la economía sigue cayendo en picada, técnicamente todavía es culpa del anterior inquilino de la Casa Blanca. ¡Gran jugada, maestro!
Así que prepárense, estadounidenses, porque lo que viene promete ser un espectáculo digno de una tragicomedia. Mientras tanto, las familias que pensaban comprarse un coche, una casa o simplemente salir a comer, mejor vayan ajustando sus planes. En esta nueva era de aranceles y "respeto", tal vez sea más fácil empezar a producir vino casero en la tina y fabricar autos con latas recicladas. Después de todo, América primero... aunque sea en la fila del desempleo.
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