Trump lanza su cruzada contra los bebés: 'Ya no pueden venir a robarnos la ciudadanía'
WASHINGTON, D.C. – En un nuevo episodio de "¿Qué se le ocurrió hoy a Trump?", el expresidente ha pedido al Tribunal Supremo que le ayude a frenar la ciudadanía automática por nacimiento. Su decreto, bloqueado por múltiples jueces federales (porque resulta que la Constitución no es un panfleto opcional), ordenaba que solo los bebés con al menos un padre ciudadano o residente legal permanente fueran reconocidos como estadounidenses.
"Ya basta de estos recién nacidos que llegan a nuestro país sin documentos, sin empleo y con una total dependencia del sistema", exclamó Trump, visiblemente molesto. "¡Ni siquiera hablan inglés al nacer! ¡No aportan nada a la economía!", agregó, mientras un asesor le recordaba que los bebés, por lo general, son bebés.
El Departamento de Justicia respaldó la medida con un estudio que, según fuentes anónimas, fue redactado en su totalidad por la Inteligencia Artificial de un foro de teorías conspirativas. "No estamos diciendo que los bebés sean una amenaza nacional, pero... ¿alguna vez han visto a un recién nacido pagar impuestos?", declaró un portavoz de la administración trumpista.
Por supuesto, la propuesta ha desatado una ola de reacciones. Organizaciones de derechos civiles, abogados constitucionalistas y futuras madres han cuestionado la legalidad, la ética y el simple sentido común de la medida. "¿Entonces si mi hijo nace en Texas, pero mi bisabuelo no luchó en la Guerra de Independencia, lo deportan?", preguntó indignada una mujer embarazada en redes sociales.
En respuesta a las críticas, Trump ha asegurado que solo está "protegiendo a América de la invasión de bebés extranjeros" y ha prometido que, de ser reelegido, considerará exigir que los recién nacidos presenten pruebas de "americanismo" antes de recibir un certificado de nacimiento. "Podríamos empezar con algo sencillo, como un examen de historia sobre los Padres Fundadores...", sugirió, ignorando que ni él mismo pasaría dicha prueba.
Mientras tanto, la mayoría conservadora del Tribunal Supremo (6-3) estudia la propuesta con la seriedad que merece, es decir, con una mezcla de incredulidad y desesperación. "Ya nada me sorprende", confesó un juez bajo condición de anonimato. "Pero al menos esto es menos ridículo que la idea de construir un muro flotante en el océano".
Por ahora, los bebés estadounidenses pueden seguir durmiendo tranquilos, sabiendo que su ciudadanía está protegida por algo más fuerte que un tuit de madrugada: la 14ª Enmienda.
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